De pecados, delitos y arrepentimientos… 5:10

Católicas por el Derecho a Decidir / Bolivia

El Papa Benedicto XVI dijo que siente “vergüenza y arrepentimiento” por el abuso sexual cometido por miembros del clero a niños y niñas de la iglesia irlandesa. En la carta pastoral dirigida a los obispos irlandeses se disculpó con las víctimas de abusos sexuales y anunció una investigación formal del Vaticano en la diócesis, seminarios y órdenes religiosas irlandeses afectadas por el escándalo, además dijo que estaba dispuesto a reunirse con las víctimas para responder personalmente a sus sufrimientos.

Como Católicas por el Derecho a Decidir / Bolivia, ponderamos  el reconocimiento público del “
grave pecado” cometido por sus integrantes pero no aceptamos  la disculpa pública del pastor de la iglesia católica, porque simplemente no es suficiente. Consideramos que se trata de una respuesta débil e insuficiente ante el deber que tiene la Iglesia de reparar las injusticias del pasado y establecer acciones concretas y necesarias enmarcadas en las legislaciones vigentes para evitar que se repitan estos hechos o que sean resueltos en fueros especiales que no se apegan a las leyes del mundo real.

Este paso dado por el Papa en la carta pastoral, no debe quedarse en palabras, es necesario que se concrete en medidas tangibles que reconozcan que el tema del abuso sexual a menores no es un tema aislado ni exclusivo de la iglesia irlandesa sino una grave realidad presente en muchos otros países, Benedicto XVI no debe olvidarse mencionar a las miles de víctimas en todo el mundo, niños, niñas e incluso mujeres, entre las que están una buena cantidad de monjas, aunque claro, estas últimas, por ser mujeres, no han causado la repercusión necesaria en los medios de comunicación.

Las denuncias de abuso sexual cometidas por los sacerdotes tomaron mayor visibilidad el 2002 en Estados Unidos, fueron apenas la punta del ovillo sobre una realidad mundial tal como ocurrió en  Alemania, Holanda, Irlanda, Brasil, México, Italia, España, Perú y Argentina entre otros. En Bolivia ocurrió lo propio, en la mayoría de los casos denunciados y que se  hicieron públicos el Código Penal ni siquiera rozó las sotanas de los inculpados a causa del encubrimiento vergonzoso de quienes deben aplicar la ley así como de los mandos superiores eclesiales  que generalmente prefieren cambiarlos de parroquia o de ciudad, con tal de no incomodar ni ser incomodados, en lugar de entregarlos a la justicia ordinaria.

En la Carta Pastoral el Papa culpa a la transformación y secularización de la sociedad irlandesa, “
el cambio social ha sido muy veloz y a menudo ha repercutido adversamente en la tradicional adhesión de las personas a las enseñanzas y valores católicos.”  Benedicto XVI no menciona nada sobre la estructura de la iglesia que arremete contra la sexualidad y que se muestra hostil hacia las mujeres, a quienes juzga y amenaza con excomulgarlas cuando se ven orilladas a hacerse un aborto. Se  las considera, junto al placer y la sexualidad, como los demonios de la Iglesia católica, obligando, además, a que sus integrantes –hombres y mujeres- abracen el celibato como mandato y condición “sine quanon”, tema que está en la mesa de debate y que no tiene nada que ver con delitos como la violación.

Es esencial una revisión de las estructuras de una Iglesia fundamentalmente masculina, y la revisión de las enseñanzas sobre la sexualidad.  Es posible que con enseñanzas científicas y un abordaje laico incluyente y democrático se logre cambiar conductas hostiles y percepciones equivocadas sobre la sexualidad.  Es imperativo ceñirse a principios cristianos liberadores deconstruyendo absurdas percepciones para no generar abusos de poder, abuso de autoridad y abusos sexuales repudiables e imperdonables.

De ningún modo es suficiente con pedir disculpas. Son necesarias investigaciones más profundas y castigos efectivos a los culpables. La jerarquía católica debe enfrentar las consecuencias éticas, sociales, morales, económicas y sobre todo penales de todos los delitos cometidos por sus miembros, tienen que  aplicar el castigo que merecen y entregarlos a las autoridades en apego  a las leyes  de los diferentes países donde se cometieron los abusos.  Ahora es cuando la justicia debe atar muy bien el pañuelo que lleva en los ojos y actuar sin mirar el  traje o la sotana de los autores de estos crímenes.   La ley es para todos!.